¿No tendrá José Luis Garci algún amigo (o amiga), que le diga cariñosamente que no esconda las manos?. ¿Dirigirá también la películas escondiendo las manos?.

Con esas manos, gestos, y presentaciones, la alegría de la huerta invita a irse a la cama sin ver la película recomendada.

Parece que está a gusto sentadito así, ¿qué hará con las manitas, siempre debajo de la mesa?. Un poco de respeto para los teleespectadores no vendría mal, y  sobre todo, ¡más ánimo maestro!.

Si EL ABUELO, levantara la cabeza y deciciera VOLVER A EMPEZAR, se daría cuenta de que la ASIGNATURA PENDIENTE no es como la CANCIÓN DE CUNA que su mamá le cantába cuando estaban SOLOS EN LA MADRUGADA, una especie de SESIÓN CONTINUA para justificar la HISTORIA DE UN BESO, que olultaban las manos y el tedio nocturno.