EL LANGOSTO VERDE 

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Una tarde más inspeccioné en el pequeño jardín de mi casa el crecimiento de las plantas, en especial de las escarolas, no quería convertir el jardín en un huerto, pero no me pude resistir a probar qué pasaba sembrando las plantitas que me regalaron en agosto. Cuando pasé por el romero y los hinojos que separan las recién plantadas escarolas, del resto del jardín, me pareció oír un grito... pero no reparé y me puse a quitar tréboles y otras hierbas que crecían sin permiso en la pequeña zona hortícola. ¡Aaayyy .. socoroooooo!  otra vez escuché el grito, pero ahora con más claridad y cercanía ... ¿quien será? ... miraba para todas partes sin saber de donde venían aquellas voces muy finas y audibles con dificultad. Pensaba en que podían provenir de niños que estuviesen jugando en la calle, pero muy lejos ... el caso es que los gritos se sucedían angustiosa y repetidamente. 

 

 
 

 

Entre los hinojos estaba Fina, una gata que siempre jugaba con todos los bichitos que encontraba en el jardín, parecía tener algo entre las patas ... me acerqué a ver... y pude oír con más claridad los gritos de antes: ¡socorroooo! ¡ayúdeme por favor... !  -Mi sorpresa fue grandiosa al ver que la gata estaba jugando con un langosto (saltamontes) completamente verde. Lo cogía con las uñas, lo tiraba al aire, volvía a recogerlo, saltaba cuando el insecto trataba de volar ... En mi vida había visto un saltamontes tan raro, de un color verde fluorescente y parecía que chillaba. -Recordé que había leído en alguna parte que los saltamontes pueden gritar- pero de ahí a que puedan pedir socorro ... y poder oírles .. era demasiado. El caso es que me dio pena el tremendo zarandeo que la gata daba al pobre langosto y la aparté del insecto como pude. Lo recogí para echarlo a volar a otro lado y cuando estaba observando sus curiosos colores oí decir: ¡muchas gracias, me ha salvado la vida! ... Tras unos segundos de dudas y confusión, el langosto siguió: Sí, soy yo quien está hablándole y agradeciéndole que me salvara de las garras del gato ...

 
 

¿Pero cómo es que puedes hablar? -pregunté con gran asombro.   -Nosotros los saltamontes podemos gritar, pero hablar como los humanos no, sin embargo a veces podemos transmitirnos con vosotros como si habláramos, una especie de telepatía mediante la cual nos podemos entender. -O sea, -dije: que yo te hablo pero tu a mí no. -Exacto dijo (o me transmitió) el insecto verde, añadiendo: mi especie ha estado presente en todas las culturas, recibimos distintos nombres: saltamontes, langostos, chapulines ... somos fitófagos, ya que nos alimentamos de material vegetal, pero cuando no hay nada que comer, cuando no queda hierba... podemos convertirnos en caníbales, nuestra leyenda es mala, sólo nos recuerdan por las plagas y destrozos que a veces causamos, pero nada comparable con el hombre, que es quien nos obliga a actuar así por propia supervivencia... ¡Un momento! -inquirí al saltamontes: ¡los hombres tienen que cuidar la agricultura y eliminar las plagas molestas y aniquiladoras como la vuestra!... El saltamontes me contestó de inmediato: Desde hace siglos convivimos con el hombre y sólo atacamos en plaga cuando el humano destroza el medio de todos, ¿es que el hombre se cree que la Tierra es suya? ... ¿por qué siempre olvida a los demás seres que vivimos aquí? ... el humano, con el fin que conseguir más cantidad de plantas, de alimentos... echa unos abonos que perjudican la misma tierra, pero además para tener una producción a su interés, fumiga con productos que son muy dañinos para el resto de los animales.. ¡todo para su beneficio, sin importar quien muera! ... Recordé de inmediato cómo fumigan algunos agricultores en los invernaderos, con una mochila, sin precaución de ningún tipo y sin saber qué producto están esparciendo ... 

 

 

 

 
 

 

-¿Es verdad que en China, en México ... os comen? ... -claro que es cierto -contestó el langosto, y en África, en muchos países de América, Europa... -¿en Europa también? ... no lo sabía -dije, ¡Pues claro que sí!, con nosotros preparan muchas salsas especiales para las carnes, lo que ocurre es que no dicen que las hacen con nosotros, es más, sopas, golosinas y muchos otros productos los hacen con nuestros cuerpos, y vosotros ni os enteráis.

 
 

Mientras pensaba en lo que decía el saltamontes, cada vez oía su voz más lejana, más débil, al mismo tiempo,  comenzaba a percibir los aullidos de un gato mucho más cerca ...

 

 
 

 

De pronto... noté que algo o alguien me tocaba ...  ¡y desperté de aquel sueño! ... me había quedado dormido viendo un documental sobre los saltamontes ...  ahora me despertaba con la gata al lado, maullaba y me rozaba  como si quisiera decir algo, pero por si acaso no quise entenderla. -Me levanté del sofá y salí al jardín para ver cómo iban las escarolas que había sembrado a finales del verano ...